La gente de Piscis es de un carácter esencialmente soñador e idealista. Como todo mundo, quiere y necesita el amor, pero acerca de ese amor quiere tenerlo todo, quiere un amor que sea de fábulas; sabe perfectamente bien que así como pide, igualmente puede darse. Piscis exige entrega total y también ofrece entrega total. Si puedes entenderlo bien, todo lo demás llegará por añadidura, naturalmente, como si se tratase de una misma y única cosa.
Cuando miras a Piscis y notas su apasionamiento, inmediatamente vas a pensar que va a ser muy difícil que te puedas acercar realmente, pero si observas más detalladamente, te darás cuenta de que no es tan inaccesible como pareciera, se trata simplemente de saber hacer las cosas con aplomo y decisión. Piscis no es una pared infranqueable, solo quiere que le dejen vivir como le parece, que le dejen ser.
Los primeros momentos del encuentro serán, como verás, muy fuertes y acelerados pero a pesar de esto, percibirás que tendrán que prolongarse un buen tiempo, todo lo que haga falta porque esa es su manera. Cuando todo tome su cauce, las cosas se relajarán un poco y se tornarán mucho más estables y sosegadas, entonces entrarás en la fase verdadera del amor. Para la gente de Piscis se inicia la etapa más bonita de la relación, la del ensueño.
Piscis vive simultáneamente dos mundos: el mundo de la realidad inmediata, el mundo práctico que asume con pasión acentuada pues se trata del mundo real de los sentidos, del mundo del placer material y fáctico, del amor de cada día. Pero al mismo tiempo, vive en el mundo de los pensamientos íntimos más hermosos que hay, vive en el mundo de las aspiraciones, de los sueños y las ilusiones. Y también en este vive con idéntica pasión.
En adelante, una vez la vida de pareja de Piscis parece consolidarse, sobreviene como si de un amanecer se tratase, un período de disfrute máximo de esa relación, ahora se trata de una pareja formal y reconocida y eso le llena de orgullo y alegría. Puede decirse que han entrado en una fase de exhibición de esa felicidad. Como si fuese un vicio, Piscis muestra sin pudor esa felicidad a toda hora en todo momento, sin recato y con un placer ostentoso.
Piscis vive simultáneamente dos mundos: el mundo de la realidad inmediata, el mundo práctico que asume con pasión acentuada pues se trata del mundo real de los sentidos, del mundo del placer material y fáctico, del amor de cada día.
La fiesta del amor para Piscis
Pero no se trata de una felicidad egoísta, para Piscis es casi un deber que todos formen parte de esa felicidad; que a su alrededor todos estén bien es una cuestión importante de su relación. El amor para Piscis se ha convertido en una fiesta en la que todos pueden y tienen que estar presentes, quiere que todos se diviertan y reciban una parte de la alegría que le embarga. Sin embargo, su actitud no es incondicional exige que se le entienda, se le acepte y respete.
Esta forma de vincularse a su entorno funciona como un combustible para su relación, la alimenta, la mantiene y hace que se desarrolle, les es totalmente necesaria. En este juego de participar y hacer que todos participen, la pareja obtiene grandes beneficios, le permite enriquecerse día a día. Como toda pareja la mayoría de las veces quieren estar a solas pero otras, le encanta estar entre amigos y gozar de las atenciones que se merecen.
Suele decirse que nada es perfecto y en esto también están incluidos Piscis y su pareja. Los celos y el adulterio nunca serán problema mientras el amor exista. Solo se manifestarán cuando el amor se debilite o se acabe y con él la relación de pareja.